25.6.07

De taxistas 1, o de cómo aprender filosofía por 20 pesos

Viajar en un taxi en esta ciudad se puede convertir en toda una aventura. Los mexicanos nos caracterizamos por tener un sentido del humor bueno. Para empezar nos reímos de todo y de todos. Por supuesto los taxistas no están exentos de esta manera tan particular de ser. Yo recorro distancias pequeñas cuando abordo un taxi y créanme que en todo el tiempo que lo he hecho, he aprendido muchas formas de ver la vida.
El otro día abordé un taxi en la esquina de Emilio Castelar y Oscar Wilde, en Polanco y le dije al taxista: "vamos a la condesa". Normalmente, si es que ando de un humor platicador, pregunto alguna tontería como para calar al taxista y si él también está de humor pues se entabla una plática, a veces divertida, a veces trágica, a veces dramática, a veces cómica.
A la que me estoy refiriendo hoy tuvo que ver con encuerados. Después de decirle al tipo "vamos a la condesa" sostuvimos la siguiente plática (palabras mas, palabras menos, pero la esencia se respeta):
  • ¿Y ahora no han anunciado marchas ni encuerados o algo por el estilo? (y yo lo preguntaba por el tráfico)
  • No mi joven, ahora parece todo normal.
  • Buuuuuueno, en esta ciudad ya que cosa no es normal, ¿no?.
  • Si mi joven, ya cada día vemos cosas peores y cada día se vuelven más normales.
  • Si, yo opino lo mismo, por ejemplo ¿qué tanto pedo por la foto de los encuerados en el zócalo, si a cada rato vemos marchas de encuerados por Reforma?.
  • Ándele mi joven, ese es un buen ejemplo, y mire ya hablando de eso, yo digo ¿no?, pues si tanto arte y tanta cosa pa´tomar una pinche foto en pelotas, yo digo, ¿no?, pues yo diría que el fotógrafo y todo el estaf que trae, si deveras lo quieren hacer bien, pues deberían también estar en pelotas y ahora si, nada de que me discriminas porque la tengo chiquita, o mira a esa vieja con nalgas de cebolla o que se me ve la celulitis, porque luego ve uno cada cosa mi joven, que pa´que le cuento. Ora imagínese que el fotógrafo también diga, "pues va, chingue su madre, aquí dejo mis ropitas y a tomar fotos se ha dicho". Eso si sería arte mi joven, que hasta el artista le entrara a su desmadre, porque que chingón ¿no?, "órale cabrones, a encuerarse" y yo desde aquí bien vestidito pues los retrato como dios los trajo al mundo, pero créame mi joven que si dios los hubiera visto, ni madres que los trae, pinches esperpentos, ¿a poco no mi joven?, yo digo, ¿no?.

A mi francamente me pareció maravillosa la visión de este señor. Fue tan honesto y tan directo que me hizo reír durante toda la tarde y me pude imaginar a Spencer Tunick (el que tomó las fotos en el zócalo) en pelotas tome y tome fotos.

Así que a predicar con el ejemplo y si abordan un taxi, platiquen con el taxista. A veces se lleva uno buenas impresiones de la gente que conoce uno mientras el taxímetro marca 20 pesos y se tiene uno que bajar.

16.6.07

¿19 años?

Lo dicho: ¿en verdad han pasado 19 años desde que dejé de ver a muchos de mis amigos?, hoy me parece que no, los siento tan cerca de mi. Con algunos sólo me he escrito por e-mail o cuando mucho una llamada por teléfono, con algunos otros he tomado café, he ido a cenar o hasta una cerveza hemos compartido.
Hoy ya no son mis amigos, son mis hermanos y lo serán toda la vida.
Gracias por este reencuentro, gracias por compartir sus vidas, sus recuerdos, sus emociones, sus sentimientos.
El 30 de junio nos unirá aun más de lo que estamos, pese a la lejanía.
Gracias por todo. Por lo que fueron, por lo que son y por lo que seremos de hoy en adelante y para siempre.
Los quiero.
Shine on.